He tenido una revelación, Transilmonio me ha hablado en sueños y me ha dicho....
Exorsister, el mal esta por todas partes, y yo solo no puedo combatirlo. El creador del mal ha sido muy listo y lo ha transformado en objetos que ha repartido por el mundo. Son objetos cotidianos, que sin embargo encarnan la maldad en su forma más básica.
Necesito que los moníacos los vayan identificando, para tenerlos controlados y advertir a los demás moníacos.
Os dejo algunos ejemplos, pero si estais atentos, los moníacos podreis ver más.
Los grifos en baños públicos con mucha presión, que hacen que se te mojen los pantalones y parezca que te has meado... ¿no ves la maldad en ello?
ResponderEliminarLos espejos-lupa, esos que amplían tu imagen al máximo. Pasas de verte una cara perfecta, a verte toda una colección de granitos, manchas y algún que otro pelo loco que te hacen parecer un monstruo - Semejante ataque a la autoestima tiene que venir del mal, estoy seguro
ResponderEliminarLos productos light que aseguran tener el mismo sabor que el original (como los donuts light o los flanes sin azucar), y en realidad son una mierda insípida cuya textura y sabor te dejan con más ganas del original aún. - Eso es jugar con las ilusiones culinarias de la gente y está mal.
ResponderEliminarTodo lo que sea abre-fácil.
ResponderEliminarhttp://desdelaparra.blogspot.com/2008/09/atencin-pregunta_15.html
No hay nada más maligno.
La tele en general, pero muy particularmente cuando aprietas el botón 5 del mando a distancia.
ResponderEliminarNi Satán es tan repugnante.
las patas de las camas, de las mesas, de las sillas...en fin, las patas esquinosas!! mis dedos meñiques parecen gelatina royal, de tanto golpe...
ResponderEliminarVais muy bien en la búsqueda, seguid seguid.
ResponderEliminarLos ascensores (que se paran mientras Iker y Sara se besan...)malignos de verdad, que lo sé yo...
ResponderEliminarSi si, secundo esa moción. Está claro que esos ascensores en concreto son la maldad hecha objeto.
ResponderEliminarLos billetes del metro o del bus o de cualquier trasporte público, desaparecen cuando los necesitas y te cuesta una carrera a casa y la angustia del: "voy tarde", como el conejo blanco de Alicia
ResponderEliminarTransilmonio, he sido mala. He entrado en un blog para comentar cosas de otros blogs, algo muy feo que prometo no volverá a suceder. Palabrita del Mono.
ResponderEliminarPóngame penitencia. Lo merezco.
Yo como sacerdotisa mayor del culto del mono, te absuelvo de tus pecados, porque no es pa tanto, y porque a fin de cuentas soy fans. Eso sí, como penitencia, tendrías que añadir un comentario con otro objeto del mal, que está la lista muy parada.
ResponderEliminarEn el nombre del mono, la rama y el plátano
Oh Yeah!
Ser fans es lo más. Yo también soy fans tuya, ya lo sabes.
ResponderEliminarUn objeto del mal... ¡Ah, sí, los ralladores! Máxima maldad. Cada vez que hago paella (suerte que no la hago muy a menudo) me rebano un dedo (mínimo).